martes, 10 de marzo de 2009

Oidio: "el mal blanco"

El Oidio, también conocido como "mal blanco" es un hongo que se manifiesta como polvo blanco o cenizo muy típico, en hojas, brotes y también en frutos. Las hojas y tallos atacados se vuelven de color amarillento (clorosis) y terminan por secarse (necrosis). En la flor es menos frecuente. Es una enfermedad muy común y que causa graves daños. Las esporas del hongo son transportadas por el viento y caen sobre las hojas, germinando ahí introduciendo unas raicillas para absorber las sustancias nutritivas.
Algunas plantas son más sensibles al Oidio, pero en general, casi todas pueden sufrir su ataque si se dan las condiciones favorables. Son más sensibles al oidio el Rosal, Evónimo, Geranios, Dalias, Phlox paniculata, etc..
Son muy sensibles el Rosal, Laurel real, Evónimo, Roble, Plátano de sombra (vease ejemplo en los del Campus de Rabanales), Árbol de Júpiter, Geranio, Dalia, Flox, Begonia, Hibisco, Saintpaulia, etc., por poner algunos ejemplos.
Al hongo le favorece las primaveras muy húmedas (en torno al 70-80%) y temperatura suave. Desaparece en pleno verano, siempre que el termómetro pase de 35ºC, para resurgir en otoño. No quieren agua líquida para su desarrollo, pero sí humedad. Se diseminan por el viento. Afecta más a las plantas más débiles y a las que estén a la sombra, de hecho, la ubicación de las plantas al sol puede ser suficiente para que desaparezca. Por ejemplo, los Evónimos a la sombra son muy atacados, pero puestos al sol, lo son mucho menos.
Para controlar este hongo se pueden llevar a cabo algunas medidas como: no plantar muy denso, eliminar malas hierbas de alrededor, eliminar las hojas y partes infectadas (ya no se recuperan) para que no contagie a las de alrededor, etc. En lugares cerrados, como invernaderos o terrazas acristaladas, debe haber una buena ventilación.

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