El minador de las hojas de los cítricos, Phyllocnistis citrella es un microlepidóptero perteneciente a la familia Gracillariidae. Es originario del sudeste asiático, y fue descrito por primera vez en Calcuta (India) en 1856 por Stainton.
En la Península Ibérica se citó por primera vez en agosto de 1993 en Málaga. Hasta finales de 1994 se fue extendiendo paulatinamente por las Comunidades de Andalucía, Murcia, Valencia, Extremadura, Cataluña y la isla de Mallorca, además de Portugal. Pocas plagas han tenido una expansión tan grande y han creado tanto desconcierto en un periodo de tiempo tan corto. La utilización de barreras de cuarentena tuvieron muy poco efecto en la disminución de la propagación de esta plaga a nivel mundial. Hoy en día todavía es un misterio el por qué de la rápida expansión de esta plaga en tan breve espacio de tiempo.
Desde la aparición del minador en España, la brotación de primavera no ha sufrido ataques de esta plaga. El minador empieza a detectarse entre finales de mayo e inicios de junio, atacando prácticamente a la totalidad de brotes que se van desarrollando a partir de ese momento. Al final del año la población del minador puede verse reducida debido a la acción de diversos factores (enemigos naturales, meteorología, etc.). La ausencia de brotación durante los meses de invierno, hace que los adultos procedentes de la últimas generaciones, no encuentren brotes donde realizar la puesta. Esta situación conduce a que a finales del invierno, principios de primavera exista en el campo una población muy reducida que será la que empezará a reproducirse sobre la brotación de primavera. Su puesta, que quedará diluida en la gran cantidad de hojas receptivas que se producen en esta brotación, por lo que los daños en primavera son por regla general inapreciables.
En plantaciones adultas no se recomienda tratamiento específico alguno contra el minador, a excepción del caso en que el número de brotes fuera muy elevado y se pudiera hacer coincidir con un tratamiento dirigido a otra plaga que fuera necesario tratar. Plantaciones jóvenes o injertadas sí deberían protegerse con plaguicidas para permitir un desarrollo normal y la correcta formación del árbol.
En la Península Ibérica se citó por primera vez en agosto de 1993 en Málaga. Hasta finales de 1994 se fue extendiendo paulatinamente por las Comunidades de Andalucía, Murcia, Valencia, Extremadura, Cataluña y la isla de Mallorca, además de Portugal. Pocas plagas han tenido una expansión tan grande y han creado tanto desconcierto en un periodo de tiempo tan corto. La utilización de barreras de cuarentena tuvieron muy poco efecto en la disminución de la propagación de esta plaga a nivel mundial. Hoy en día todavía es un misterio el por qué de la rápida expansión de esta plaga en tan breve espacio de tiempo.
Desde la aparición del minador en España, la brotación de primavera no ha sufrido ataques de esta plaga. El minador empieza a detectarse entre finales de mayo e inicios de junio, atacando prácticamente a la totalidad de brotes que se van desarrollando a partir de ese momento. Al final del año la población del minador puede verse reducida debido a la acción de diversos factores (enemigos naturales, meteorología, etc.). La ausencia de brotación durante los meses de invierno, hace que los adultos procedentes de la últimas generaciones, no encuentren brotes donde realizar la puesta. Esta situación conduce a que a finales del invierno, principios de primavera exista en el campo una población muy reducida que será la que empezará a reproducirse sobre la brotación de primavera. Su puesta, que quedará diluida en la gran cantidad de hojas receptivas que se producen en esta brotación, por lo que los daños en primavera son por regla general inapreciables.
En plantaciones adultas no se recomienda tratamiento específico alguno contra el minador, a excepción del caso en que el número de brotes fuera muy elevado y se pudiera hacer coincidir con un tratamiento dirigido a otra plaga que fuera necesario tratar. Plantaciones jóvenes o injertadas sí deberían protegerse con plaguicidas para permitir un desarrollo normal y la correcta formación del árbol.
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